Enseñanzas esotéricas de la resurrección de Jesucristo

Las enseñanzas de la vida de Jesucristo son de una riqueza espiritual infinita, transversal a cualquier cultura y creencia religiosa. Su vida llena de eventos místicos y procesos alquímicos ocultos, como su muerte y resurrección nos dejan profundas enseñanzas que nos invitan al recogimiento, al encuentro con una experiencia mística personal e interna ????????

La tradición mística cristiana lleva un largo tiempo siendo desestimada y degradada por actos humanos que en nada se relacionan con el camino místico que nos muestra. El cristianismo forma parte de la memoria colectiva íntima que compartimos y como una forma de re significar su historia, recojo algunas enseñanzas místicas que nos deja Jesucristo, en su acto de alquímico de muerte y resurrección:

 El triunfo del espíritu sobre la materia. La victoria de la vida más allá de la muerte. Nos muestra la vida como un hilo conductor por sobre los cambios de la materia que nos rodea.

El poder de la Fe. La fe concentra la energía mental, emocional y espiritual en un punto, nos hace creer con fuerza que es posible lo imposible.

Mirar al prójimo con amor y compasión como un camino hacia la divinidad. Es una ley de oro, el projimo es un trozo de uno mismo y vice versa. Todo en nuestro universo, en nuestro entorno inmediato esta relacionado y se ve afectado con nuestras acciones. Es posible entonces desear todas las riquezas para mi, sin desear nada para los demás?

La experiencia mística está disponible. Cada persona puede transitar el camino espiritual si se lo propone. El misticismo no es exclusivo de una iglesia o religión, sino más bien un proceso personal, guiado por la virtud interna o intuición.

Para evolucionar espiritualmente debemos morir. Nacer y morir purificado, que nuestras creencias perezcan y se amplíe nuestra conciencia. Que nuestra forma de amar aprendida de la carencia muera, para que renazca con amplitud y sin límites.

Que sea un domingo de resurrección significativo, transformador.
Gracias por estar aquí 

Lidya.
 
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